Sembraron miedo y pánico en el sur de Rosario
Comenzó el juicio oral por los ataques armados ocurridos en 2022, entre ellos el homicidio de Claudia Deldebbio y Virginia Ferreyra. Cuatro imputados —incluidos René “El Brujo” Ungaro y Nicolás Martínez— enfrentan cargos por homicidios, tentativas y balaceras contra edificios públicos.
Este miércoles se puso en marcha un juicio clave para reconstruir algunos de los hechos violentos más dolorosos del 2022 en Rosario. En la sala, y también conectados por videoconferencia desde los penales donde cumplen condenas previas, comparecieron quienes la Fiscalía señala como los responsables de planificar y ordenar los ataques armados que dejaron víctimas inocentes y un fuerte impacto en la vida cotidiana de los vecinos del sur de la ciudad.
El proceso involucra tres episodios: la doble tentativa de homicidio ocurrida el 17 de julio de 2022 en calle Esteco; el ataque en Isola y Maestro Santafesinos, donde fueron asesinadas Claudia Deldebbio y su hija Virginia Ferreyra; y una balacera contra el Distrito Sur en septiembre de ese mismo año, tipificada como abuso de armas e intimidación pública.
Claudia y Virginia, madre e hija, estaban esperando el colectivo cuando una ráfaga de disparos las alcanzó. Eran vecinas que solo buscaban volver a sus casas, personas ajenas por completo a disputas barriales o criminales. Ese día, además, un grupo de menores que se encontraba cerca resultó herido. Estos casos se convirtieron en símbolos de un reclamo de justicia que atravesó a toda la comunidad.
El fiscal Patricio Saldutti, junto a los fiscales Adrián Spelta y Franco Carbone, expusieron que la acusación sostuvo siempre la misma hipótesis: René “El Brujo” Ungaro habría ordenado los ataques desde el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza, mientras que Nicolás Martínez —detenido en Coronda— coordinaba la ejecución en territorio. Los otros dos imputados, Fernando y Lautaro Cortez, habrían intervenido en maniobras de apoyo y logística.
Según la teoría del caso, el objetivo de los ataques era “adoctrinar” el barrio, recuperar el control de sectores que ya no respondían a las mismas dinámicas y reinstalar el miedo. Los fiscales pedirán prisión perpetua para los cuatro acusados. También reconocieron que aún hay partícipes materiales que no fueron identificados y que la investigación continúa abierta.
El juicio, que se extenderá durante varias jornadas, intentará transformar en prueba las evidencias recolectadas en los últimos años. Para las familias de las víctimas y para un barrio que todavía guarda cicatrices, este proceso representa un paso hacia la verdad y hacia la posibilidad de que hechos como estos no vuelvan a repetirse.










