Carolina Jackeline Michelotti tenía sólo 10 años cuando murió quemada dentro de una vivienda precaria del barrio Las Flores, en el verano de 2019. Los peritajes y testimonios comprobaron que el incendio fue intencional. Y que la autora había sido su madrastra, Mónica Moyano, que mantenía una relación conflictiva con el padre de la niña. Más de dos años después del deceso, la mujer aceptó su responsabilidad y en un acuerdo de partes fue condenada a 13 años de prisión. 

La instrucción de la causa la llevó adelante la fiscal Georgina Pairola; según su teoría del caso, el incendio fatal en el que murió Carolina fue la culminación de una escalada de violencia entre su padre Esteban y Mónica Moyano. La secuencia empezó el 6 de marzo de 2019, en una casilla de España y Pasaje Lirio que habitaba la familia. Ese día Moyano prendió fuego un colchón cuando no había nadie en la casa pero el fuego fue controlado cuando llegó su pareja. A la mañana siguiente volvió y amenazó al hombre.

En la madrugada del 8 de marzo, la casa –en rigor, chapas, telgopor y nailon– ardió por un objeto incendiario que entró por una abertura. En ese infierno desatado resultó fallecida Carolina, quien quedó atrapada en el interior de la vivienda; el hombre logró salir de la vivienda por sus propios medios.

“La madrastra fue la culpable. La encerró y le prendió fuego”, habían manifestado los vecinos a medios televisivos. Y aseguraron que la mujer trabó con una cadena la chapa que hacía de puerta.

Al padre la Fiscalía lo sindicó como autor del delito de abandono de persona calificado por el vínculo agravado por la muerte de la niña. En marzo pasado recuperó la libertad.

Mónica, en tanto, fue acusada de homicidio simple y puesta en prisión preventiva. Finalmente, aceptó su responsabilidad. Los jueces de Primera Instancia Héctor Núñez Cartelle, Hebe Marcogliese y María Isabel Más Varela resolvieron homologar el procedimiento abreviado presentado por Pairola y aceptado por la defensora pública Andrea Siragusa por una condena a 13 años.