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Deudas y angustias

El 76% de mujeres y disidencias está peor que en 2024

Un nuevo informe del ISEPCi confirma el deterioro económico de mujeres y personas LGBTIQ+ en Santa Fe. Endeudamiento, pluriempleo y malestar emocional crecen mientras se reclama acción política ante la feminización de la pobreza.

En el cruce de las peatonales del centro rosarino se presentó el informe “El impacto de la situación económica en mujeres y disidencias en la provincia de Santa Fe, volumen 2”, elaborado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi). Allí se reveló que el 76% de mujeres y disidencias sexuales se encuentra en una situación económica peor que en 2024. La presentación fue acompañada por referentes del Frente Amplio por la Soberanía (FAS), quienes proponen medidas urgentes para atender esta realidad.

La investigación, que relevó 378 casos entre Rosario, el Gran Rosario, la capital provincial y su área metropolitana, muestra un cuadro alarmante. El 95% de las personas encuestadas son mujeres; el 5% restante, personas trans y no binaries. La mayoría (53%) sostiene económicamente a su familia y el 62% tiene personas a cargo. Pese a ello, el 55% no tiene un empleo formal, y muchas (27%) trabajan en dos o más actividades para intentar cubrir gastos básicos.

El impacto emocional es evidente: el 76% se siente peor que el año pasado, muchas expresan agotamiento, desesperanza y estrés. El 85% no puede ahorrar y ha modificado drásticamente sus hábitos de consumo, principalmente en ropa y alimentos.

Durante la presentación, Gabriela Sosa, candidata a diputada nacional por el FAS, denunció la ausencia de políticas públicas y reclamó la suspensión del pago de la deuda externa: “La verdadera deuda es interna y es con las mujeres”, afirmó. Entre sus propuestas, destacó la eliminación del IVA en productos esenciales, una reforma tributaria feminista y la creación de un sistema nacional de cuidados.

Sofía Botto, directora del ISEPCi, subrayó que la precarización no solo se extendió, sino que se profundizó. “La feminización de la pobreza se ve acentuada por la falta de respuestas estatales y el desmantelamiento de estadísticas oficiales”, sostuvo.

El informe no solo retrata una realidad crítica, sino que interpela directamente a las autoridades. El deterioro económico, el endeudamiento y el impacto emocional que atraviesan mujeres y disidencias exige políticas urgentes y con perspectiva de género. Lo que está en juego no es solo la economía, sino la dignidad de quienes más están pagando el costo del ajuste.

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