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El ascensor del delito

Dos robos con sello de audacia sacuden el corazón de Rosario

Una entradera en el centro y un escruche en Abasto exponen la vulnerabilidad de quienes viven en altura.
Dos hechos de inseguridad conmocionaron las últimas horas del domingo, en Rosario y aunque ocurrieron en distintos barrios, comparten una inquietante similitud: los delincuentes ingresaron a departamentos en pisos elevados, desafiando cualquier percepción de seguridad por altura.

El primero tuvo lugar en Maipú al 900, pleno centro. Allí vive una mujer de 87 años que, al abrir la puerta de su departamento en un noveno piso, fue sorprendida por un ladrón. El delincuente la llevó a la habitación y se llevó una suma estimada en cinco millones de pesos. La víctima, en estado de shock, logró pedir ayuda al descubrir que, aunque el ladrón se había llevado su llave, no había cerrado con llave la puerta. Ese descuido fue su salvación.

Horas después y a pocas cuadras, en Buenos Aires al 2000, barrio Abasto, una mujer de unos 50 años llegó a su casa, ubicada en un segundo piso y encontró todo revuelto. Faltaban objetos de valor y dinero. Pero lo inquietante fue el acceso: los ladrones entraron por el balcón. No es la primera vez que se denuncia esta modalidad, pero sigue siendo poco habitual y sorprendente por su riesgo.

Ambos casos están siendo investigados por la policía. Los delincuentes aún no fueron identificados. Estos hechos refuerzan una realidad preocupante: ni la altura ni las cerraduras garantizan seguridad. La prevención y la solidaridad vecinal emergen como claves mientras las autoridades intentan ponerse a la altura del problema.

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