Fue sobre un refugio nocturno y tras verificar la falsedad de la misma, aprehendieron a un sujeto
Un llamado a la Central de Emergencias del 911 alertó sobre la presunta colocación de un artefacto explosivo en un refugio para personas en situación de calle. El operativo terminó con la aprehensión de un hombre en estado de ebriedad.
Minutos antes de las 21, de este domingo, una llamada al 911 encendió las alertas en Rosario. Del otro lado de la línea, una voz masculina aseguraba haber dejado una bomba en un refugio ubicado en las inmediaciones de Bv. Avellaneda y Uriburu, una zona muy transitada del sur de la ciudad.
De inmediato, activaron el protocolo correspondiente. La Brigada de Explosivos fue notificada y se comisionó una unidad policial al lugar. Personal del 911 comenzó un rastrillaje visual con cámaras de monitoreo, revisando los alrededores del refugio y trabajando sobre la geolocalización del número desde el cual se realizó la amenaza.
Según indicaron fuentes oficiales, la voz parecía la de una persona en estado de ebriedad. En un segundo intento de comunicación, el hombre contestó, dio respuestas evasivas y luego cortó abruptamente. Pese a la gravedad del hecho, no se registró la presencia de ningún artefacto ni se constató peligro real en el edificio, que de todos modos fue evacuado de forma preventiva.
Gracias al seguimiento de cámaras y la localización del celular, la policía logró identificó a un individuo en una parada de colectivo en Arijón y Ov Lagos. Al ser entrevistado en el lugar, su teléfono sonó al recibir una nueva llamada desde el 911, confirmando que se trataba del mismo aparato utilizado para emitir la amenaza. El hombre, fue aprehendido en el acto y puesto a disposición de la justicia
La falsa amenaza no solo generó alarma pública y movilizó recursos, sino que además afectó a personas vulnerables alojadas en el refugio. El accionar rápido y coordinado de la policía y el 911 permitió desactivar la situación sin consecuencias mayores. Sin embargo, el hecho abre nuevamente el debate sobre el uso indebido de los canales de emergencia y la necesidad de penas ejemplares cuando se juega con la seguridad de los demás.