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Furia en la noche

Un vínculo roto entre ladridos y miedo

Un adolescente fue atacado por el perro que su familia había rescatado hace un año y medio. La historia detrás de una convivencia que terminó en tragedia doméstica. En las primeras horas de este viernes, una patrulla de la Brigada Ecológica y Rescate Animal, respondió a un llamado de emergencia por un hecho que dejó más preguntas que respuestas.

El alerta ingresó por el llamado de una mujer a la Central de Emergencias del 911, alrededor de las 2, dando cuenta que en Juan Pablo II al 1500, du hijo de 15 años, había sido atacado por su perro, un bull terrier macho, adoptado un año y medio atrás. El can, ya castrado, mordió con violencia la mano izquierda del adolescente, provocándole una herida que requirió atención médica en el hospital Policlínico San Martín.

La madre, con evidente preocupación, expresó su temor por posibles nuevos ataques. Con un nudo en la garganta y la culpa que sólo conoce quien quiso hacer lo correcto, manifestó su deseo de entregar al animal en adopción. La brigada le explicó los pasos legales a seguir para resguardar a su familia y al propio perro, que aún no fue retirado del domicilio.

El caso reabre el debate sobre la tenencia responsable de animales, en especial de razas con energía intensa o conductas imprevisibles. No se trata de señalar culpables, sino de entender la profundidad del compromiso que implica adoptar, criar y educar a un animal. La buena voluntad no siempre alcanza cuando falta información, acompañamiento y, sobre todo, prevención.

Una adopción con la mejor intención terminó en una noche de miedo. Los vínculos entre humanos y animales exigen compromiso, pero también responsabilidad y asesoramiento. La violencia no es parte del instinto, sino de contextos evitables.

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