Neutralizaron a la banda narcocriminal mayor proveedora de estupefacientes de la región

Según el informe de la Policía Federal, proveía drogas tanto a la organización de Los Monos como, a la del Clan liderado por Esteban Lindor Alvarado. Desde la cárcel, tanto Julio Rodríguez Granthon, el Clan Cantero y Esteban Lindor Alvarado, han logrado acaparar el mercado en Rosario, según el informe de la Policía Federal y la PROCUNAR, Granthon inició su carrera criminal como proveedor de las otras dos organizaciones  y se hizo un lugar de jerarquía en la ciudad santafesina a base de fuego y violencia. De ese modo, logró controlar numerosos barrios y sus soldados el monopolio de la provisión y comercialización de estupefacientes.

Sus cuantiosas ganancias –especuladas en 200.000 dólares por mes– le permitieron nutrirse de amplios recursos que garantizaron su permanencia en la cúpula de las grandes mafias rosarinas. Aquellas exorbitantes ganancias financiaban una legión de distribuidores, cobradores y sicarios, con las que el peruano sostenía su influencia. Para poder coordinar las actividades criminales desde el penal, Rodríguez Granthon abdicó su rol de líder en su heredero Facundo “Jirafa” Pérez. Con aquella estructura la organización desarrolló una metodología de “trabajo” que le permitió mantenerse impune durante años. No acopiaban droga, ni dinero, el estupefaciente era entregado en su totalidad entre los comercializadores el mismo día que la organización los recibía, obligando a aquellos escalones inferiores a contraer una deuda que debían pagar en plazos impuestos.

Para los comercializadores las reglas eran claras, vender para pagar o atenerse a las consecuencias. En tanto, el dinero era recolectado regularmente por cobradores de la organización, quienes lo trasladaban a financistas que lo resguardaban, cambiándolo a dólares estadounidenses o soles peruanos. De esta manera, ninguno de los líderes de la organización, llevaba consigo elementos que pudieran comprometerlos judicialmente.

Aquella evolución en el despliegue de la organización criminal, exigió un nuevo paradigma en la metodología de investigación, lo que llevó a requerir técnicas y recursos renovados. Para alcanzar tal objetivo la Policía Federal conformó un equipo de elite dentro de la órbita de la Superintendencia de Investigaciones Federales, denominado Departamento de Investigaciones Especiales, que trabajó bajo una orden explícita, terminar  definitivamente con  la estructura de Rodríguez Granthon.

Junto a la PROCUNAR, llevaron una discreta y hermética investigación a lo largo de 10 meses, desarrollando nuevas herramientas técnicas de inteligencia aplicadas a la investigación. Teniendo como objetivo planteado atacar tanto las maniobras de tráfico y sicariato, como la estructura de ocultación y lavado de activos. Luego de aquella meticulosa investigación, realizaron  una treintena de allanamientos en Rosario, que concluyó en la desarticulación de la Cúpula de Mando, Junto a La Estructura Logística y de Lavado de Activos de La Organización Investigada.

El operativo incluyó una innovación en la modalidad de despliegue de la Fuerza Federal, dado que los mismos fueron ejecutados de forma quirúrgica y a lo largo de 72 horas de trabajo. Ello permitió mantener el secreto de las operaciones en conjunto con el monitoreo de los movimientos de los investigados, y lograr así la detención de doce personas durante el curso de la investigación. La novedosa modalidad permitió incluso, la detención de investigados que se encontraban prófugos por causas anteriores, quienes disponían de amplios recursos que les permitían anticiparse para escapar a tiempo de cada intervención policial contra ellos.

En primer lugar, aprehendieron a; Facundo Ariel Pérez “alias Jirafa”, mano derecha de Julio Rodríguez Granthon, quien lo representaba fuera del penal. Se evadió en tres oportunidades por investigaciones en 2018, 2021 y 2022. Tiene causas penales por infracción a ley 23.737 y por agresión con armas de fuego, entre los que se encuentra haber herido a un integrante del Departamento Antidrogas Rosario, el 14 de octubre de 2021. En la organización cumple el rol de máximo encargado, da órdenes para la entrega de estupefacientes y las cobranzas, lleva las cuentas de la organización.

En otro aspecto, fue desmantelado el segmento de la organización dedicado a la provisión, distribución y comercialización al menudeo en el barrio de Villa Banana, donde fueron detenidos los líderes de esa célula Ubaldo Pérez -hermano de “Jirafa”- y Marcelo Alejandro Núñez.

Sin embargo, el mayor impacto contra la banda criminal radicó en la desarticulación de su estructura de lavado de activos, habiendo identificado a las personas encargadas de la construcción de viviendas con fondos provenientes de la venta de estupefacientes. Estos inmuebles posteriormente eran vendidos o alquilados por un agente inmobiliario también allanado. Además, fueron allanados depósitos de transporte de cargas, siendo este un rubro en el cual Rodríguez Granthon invertía en operaciones de compra y venta de vehículos de ese aporte. Aquella compleja red de lavado, permitía al “peruano” mantener su organización en pie, pese a las continuas investigaciones en su contra. 

Vale aclarar que Rodríguez Granthon, se encuentra cumpliendo condena desde el año 2019 en el penal de Ezeiza,  por ser uno de los máximos proveedores de cocaína en la provincia de Santa Fe. Además de su rol como proveedor, posee zonas de la ciudad de Rosario bajo su control, donde todos los comercializadores de estupefaciente están obligados a comprarle la mercancía de forma exclusiva a su organización. Para lograr tal fin, empleó sicarios y actos de violencia con el objeto de eliminar a sus rivales y disciplinar a sus clientes.