El juez federal Marcelo Bailaque, entre dos fuegos

Marcelo Bailaque presentó un extenso descargo ante el Consejo de la Magistratura. Aunque ofreció su renuncia, aún no fue aceptada. Mañana podrían avanzar en su suspensión y juicio político.

El juez federal Marcelo Bailaque se encuentra en el centro de una encrucijada institucional. Ayer presentó un escrito de veinte páginas ante el Consejo de la Magistratura, en el que refuta una por una las tres imputaciones que pesan en su contra. En el documento, el magistrado asegura que las acusaciones carecen de sustento y afirma ser víctima de un proceso injusto.

Sin embargo, el descargo no parece frenar lo que se considera inminente: su suspensión y el inicio de un juicio político. Según fuentes cercanas al Consejo, en la reunión prevista para este miércoles se elevaría la recomendación formal de avanzar en ese sentido. Esto ocurre mientras Bailaque sigue en funciones, ya que, aunque presentó su renuncia, el Gobierno Nacional todavía no la ha aceptado.

El Ejecutivo mantiene posiciones divididas: un sector del Gobierno estaría dispuesto a aceptar la renuncia para cerrar el capítulo sin más ruido, mientras que otro prefiere que se complete el proceso institucional de remoción. Hasta que esa definición no se tome, Bailaque continúa como juez, al mismo tiempo que enfrenta el procedimiento en su contra.

La situación es compleja: por un lado, un magistrado que busca desvincularse voluntariamente del cargo; por el otro, un Consejo que insiste en sancionar presuntas faltas en el ejercicio de sus funciones. Lo que se resuelva en las próximas horas marcará un precedente dentro de la justicia federal.

El caso Bailaque expone tensiones entre poderes y deja al descubierto la necesidad de reglas más claras para los procesos de remoción judicial. Mientras tanto, la Justicia debe seguir funcionando en medio del ruido institucional.